Por: Neftalí García, pastor en Ciudad de México.
El día empieza temprano con el sonido del despertador, rápidamente te alistas y empiezas a hacer las actividades correspondientes.
Vivir en Ciudad de México puede llevarte a una rutina de mucha prisa y tener “casi” todo el tiempo medido. Basta con observar a las personas para darte cuenta de que la vida es más rápida que en muchas otras ciudades. Tal vez tu ciudad sea parecida, una ciudad con mucho movimiento, o no.
Las rutinas diarias hacen que vivamos una vida basada en el reloj, apurados en llegar al trabajo, de llevar a los hijos a la escuela, de estar a tiempo en una cita y de cumplir en tiempo con las actividades del día a día.
Los medios de transporte fueron inventados para poder llegar a un lugar con más rapidez.
Me gusta observar a la gente en la ciudad, cómo se mueven con gran velocidad y paso tras paso demuestran la prisa que tienen.
Para subir el metro, hay escaleras eléctricas, pero la gente va tan rápido, “con el tiempo encima”, que suben corriendo esas mismas escaleras, que por sí solas ya te están ayudando a subir, apresurando más su paso para llegar más rápido.
La vida no debería estar llena de prisas. No está mal estar apresurados, lo que está mal es desesperarnos ante distintas situaciones de la vida.
A veces, cuando las cosas no salen como nosotros queremos, nos desesperamos y podemos llegar a vivir una vida llena de presiones, porque nada marcha a nuestro tiempo, porque creemos que todas las personas y que todo el mundo van a un ritmo distinto al nuestro.
Queremos controlar todas las cosas, pero no siempre resultarán como nosotros esperamos.
Es malo vivir en desesperación, porque nos desgasta, nos causa problemas; tanto mentales como físicos.
Es necesario detenernos un momento dentro de nuestra vida tan apresurada para reflexionar lo que estamos viviendo en ella y a dónde nos está llevando. ¿Realmente estamos siendo felices con una vida desesperada?, ¿disfrutamos las cosas?, ¿apreciamos cada detalle?, o ¿nos apresuramos ante las distintas situaciones de la vida?
La biblia dice que “Todo (en esta vida) tiene su tiempo.” Y este tiempo muchas veces va en distinto ritmo al de nosotros. Hay cosas que por más que intentemos, no podremos controlar.
Nadie elige el tiempo de nacer o de morir, de enfermarse o recuperarse. Es importante entender que no tenemos control de todo. Debemos detenernos a pensar: ¿hemos cambiado la vida en apuros por la desesperación? ¿Nos causa daño vivir apresurados? Detente un momento y medita sobre el tiempo. Hay cosas que no lograrás y más si te encuentras desesperado.
Es tiempo de descansar un poco y reflexionar sobre nuestra vida, es tiempo de valorar lo que tenemos.
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