Por Zuli Crespo – de Panamá
Ya estamos guardando los adornos navideños que con tantas ganas sacamos del armario, empaquetando la vajilla que exhibimos con orgullo en esa cena navideña que con tanto esmero preparamos, ya estamos aprovechando los regalos que recibimos y que nos trajeron tanta sorpresa y alegría.
Estamos a punto de dejar atrás una breve época que se fue en un cierre de ojos, una época en la que nos adentramos en una corriente vigorosa de compras y fiestas.
Pero, ¿qué queda después de todo eso? ¿Nos servirá algo de ese fervor como motor propulsor para empezar un nuevo año que se presenta como un camino desconocido? ¿O nos moveremos con la misma emoción, mirando con un brillo misterioso hacia un futuro que puede regalarnos maravillosas experiencias?
Sea cual sea la respuesta, no podemos escondernos del hecho de que entraremos en un nuevo tiempo en el que gran parte de lo que vivamos será consecuencia de nuestras decisiones. ¡Este es el día! Es momento de respirar profundamente y decirnos a nosotros mismos que, pase lo que pase, de todas esas situaciones difíciles que el año 2023 nos dejó, así como todos los años anteriores, somos más fuertes y sabios, y que usaremos todas esas circunstancias para dar con valor y esperanza pasos confiados en un camino que será llano unas veces y pedregoso otras, pero del que no tendremos miedo, porque podemos estar seguros de que no estaremos solos.
Toma la mano que extiende Aquél que vino en un pesebre, extendió sus brazos en una cruz y te abraza en una gloriosa resurrección. Toma esa mano que con profundo amor jamás te soltará y no permitas que la preocupación o el miedo que te azotaron tiempo atrás te arrebaten la oportunidad de sonreír y ver ese futuro con tanta ilusión como cuando éramos niños y recibimos nuestro primer regalo de Navidad.