La adolescencia es una etapa de desafíos y búsquedas para quienes la transitan. Pero también es desafiante para madres, padres y cuidadores. Su acompañamiento es fundamental para el desarrollo de los adolescentes, pero los adultos debemos tener muy claro que es distinto al acompañamiento en la niñez.
Compartiremos algunas reflexiones para poder comprender las vivencias en los adolescentes, lograr empatizar con ellas, y a la vez, intentar brindar herramientas para saber qué esperar en esta etapa, además de orientarnos al abordar las diferentes situaciones.
Esta es una compilación / adaptación de los contenidos de adolescentes que se encuentran en la página web de UNICEF – Uruguay.
https://www.unicef.org/uruguay/adolescentes
Los adolescentes representan casi el 25% de la población de la América Latina
Se estima que el 50% de los adolescentes en la América Latina son sexualmente activos antes de cumplir 17 años
Percepción de los adultos
“Los adultos tienen una visión negativa de la adolescencia, y esto empeora aún más, en aquellos adultos que tienen cerca a algún adolescente.»
Los adolescentes viven cambios físicos, psicológicos y sociales y sin dudas, esta etapa está llena de desafíos: se asumen nuevas responsabilidades y comienza la búsqueda de una identidad. Pero, a su vez, es un período lleno de oportunidades para adquirir nuevas habilidades y aprendizajes.
El apoyo y acompañamiento de los adultos son vitales. Los adolescentes necesitan el compromiso de los adultos para ayudarlos a superar los peligros y las vulnerabilidades de esta etapa.
¿Qué es la adolescencia?
“El tiempo de la adolescencia es un tiempo de cambio, es un tiempo de transformación, es un tiempo lleno de vida, de cosas que no se saben y que no se comprenden. Es el tiempo de la alegría. También es el tiempo de la fragilidad”
La adolescencia es el periodo de transición entre la niñez y la edad adulta. Comienza con los cambios físicos de la pubertad, y continua como un proceso de desarrollo psicosocial. Es decir, la pubertad no es adolescencia, es únicamente el periodo que abarca los cambios físicos que indican el final de la niñez.
En la adolescencia comienza una búsqueda de identidad; los adolescentes van construyendo cómo se ven y cómo quieren que los vean.
Los riesgos en la adolescencia
“No es raro que un adolescente se involucre en situaciones donde no pueda medir el riesgo. Ahí la presencia de un adulto supervisando pasa a ser clave y es determinante”.
Decimos que son un tiro al aire, pero sin romper algunas reglas, ¿cómo dejan de ser niños?
En la adolescencia hay una importante tendencia a correr riesgos. Con adultos cerca, que puedan medir el calibre de esos riesgos, esta búsqueda de nuevas experiencias forma parte de su crecimiento hacia la etapa adulta.
Los adolescentes y los límites
“Es importante que los padres, acompañando a los hijos en este proceso de autonomía, pongan límites que son necesarios para crecer. Porque los límites tienen que estar.”
Los adolescentes necesitan que seamos un ejemplo cercano, de quienes obtener información y apoyo para poder interpretar el mundo y decidir cómo actuar.
Las normas y los límites son necesarios en todo grupo de interacción humana para una convivencia sana, en la familia con mayor razón, pues este es el núcleo social más importante; es esencial que haya claridad, que tome en cuenta las necesidades de los involucrados. Explicar las razones de los límites y normas establecidos, ayuda a que los miembros de la familia comprendan y se involucren, incluso pueden participar todos en enriquecer algunos de estos parámetros.
El universo de las redes sociales e internet
“Para un adolescente, recibir un like, un me gusta, un me invitan a un grupo o me suman a algo es una sensación de que me siento mejor, estoy un poco más seguro. Es lo que todo adolescente necesita para poder crecer… y hoy por hoy lo encuentra en la red”.
Ese universo que para los padres y adultos aún es poco conocido, para los adolescentes, que lo transitan desde que nacieron, es fuente de todo tipo de información. De ahí la importancia del acompañamiento y la supervisión en la utilización de estos medios necesarios y hasta indispensables para la comunicación actual.
Las redes sociales o medios digitales son un recurso más para sentirse conectados con sus afines, la necesidad de pertenecer, socializar y ser aprobados, se refleja dentro y fuera del uso de los dispositivos, por eso no dejan pasar mucho tiempo para adentrarse al mundo virtual, no quieren correr el riesgo de haberse perdido algo. Sería un error menospreciar este punto, para bien o para mal, esta es una nueva forma de relacionarse, es mejor prepararlo para su seguridad, y concientizarlo de tal forma, que él mismo ponga límites, no solo en el tiempo de uso de los recursos digitales, también del manejo de la información personal.
Tenemos un contenido sobre esto aqui.
Conocer mínimamente el neurodesarrollo
“Así como la primera infancia es un período crítico, de la misma manera la adolescencia es un período crucial del neurodesarrollo”.
Lo que el adolescente necesita para que su cerebro pueda desarrollarse saludablemente es contención, modelos claros, referentes y compañía. No nos olvidemos que el cerebro en este período está especialmente vulnerable. El adolescente tiene un potencial increíble, siempre y cuando no sea destruido activamente por críticas constantes y conductas destructivas hacia su persona.
Un cerebro adolescente en construcción se inclina por actividades que le producen placer y persigue la experimentación de sensaciones nuevas cargadas de la impulsividad propia de la edad. El control de impulsos, el juicio, la planificación y la toma de decisiones se terminarán de instalar a medida que vaya madurando su lóbulo prefrontal. ¿Cuándo sucede esto? Al final de la adolescencia. Mientras tanto, los adolescentes necesitan guía y contención de parte de sus adultos referentes.
Conocer cómo funciona el cerebro adolescente hará que entendamos mejor estos cambios radicales, que no estigmaticemos conductas típicas y esperables en ellos, y que confirmemos que el adolescente necesita nuestro acompañamiento, guía, supervisión y comprensión.
Si bien pueden parecernos ya crecidos físicamente, esto no puede llevarnos a que no los supervisemos, porque es cuando necesitan más que nunca nuestra presencia y orientación permanentes.
El desafío más grande que tenemos los adultos que estamos en contacto con adolescentes es aprender a ponernos en su lugar.
Intimidad
“Los adolescentes necesitan un refugio. Necesitan un lugar para esconderse, un lugar donde vivir esa experiencia consigo mismos y desarrollar ese lugar de la intimidad”.
Decimos que no nos cuentan nada, cuando lo que importa es que cuenten con nosotros cuando lo necesiten.
En la adolescencia es fundamental el apoyo de los adultos de la familia, que estén presentes en un entorno de confianza y diálogo, que respete su intimidad, a la vez que se presente como disponible.
¡Estamos aquí para escucharte!
La importancia de los amigos
“Es esperable, necesario y saludable que el adolescente progresivamente comience a separarse del mundo de sus padres para acercarse al mundo de sus amigos”.
Esta es sin duda, una de las principales dificultades que se les presenta a los adultos a la hora de atravesar esta etapa. Para muchos, resulta muy difícil soltar, dejarle ese espacio a su hijo con cierta libertad y acompañarlo sin ahogar. ¿Por qué? Primero que nada, porque ningún padre quiere ver sufrir a su hijo. Y parte de moverse con libertad es comenzar a tomar decisiones por sí solos, equivocarse y darse contra la pared. A veces, los adultos creemos que lo mejor es ayudarlos a que no se den estos golpes para evitar que se frustren. Lo hacemos con una sana intención, pero acabamos sobreprotegiéndolos.
Por otro lado, para muchos adultos apoyar a sus hijos significa aislarlos de las complicaciones del crecimiento, para impedir que entren en responsabilidades propias del mundo adulto, en una búsqueda inconsciente de que sigan siendo niños. Durante la adolescencia esta postura puede generar mucho daño, ya que favorece un crecimiento de “niños gigantes”: dependientes de otros, que tienen responsabilidades como adultos, pero que son protegidos como niños.
Puedes encontrar más contenidos en este Manual de la Adolescencia.
Para ir concluyendo
En esta etapa es habitual que la imagen de padre o madre ideal se vaya deteriorando progresivamente, para dar paso a la imagen real. Durante la adolescencia el hijo deja de vincularse con sus padres desde el rol hijo-niño que pide o demanda, para dar paso al nacimiento de un nuevo tipo de relación, del rol hijo-adulto, que comprende y conoce a un padre o madre no idealizado, que comete errores y tiene imperfecciones totalmente humanas. Este paso se dará si logran distanciarse en la etapa adolescente. El padre o la madre dejan de existir como ídolos, que ahora pasan a estar en el círculo de pares.
Sin tratar de incidir sobre la elección que los adolescentes hacen de sus amigos, podemos tratar de conocer con quiénes se vinculan. Dejar entrar a nuestra casa a sus amistades significa darles espacio para que se junten y ofrecerles un lugar, donde nosotros sabemos que están, para compartir un rato. Dejar que los amigos y la vida social del adolescente entren a nuestro mundo nos permite acercarnos a ellos.
Es esperable que los adolescentes se rebelen, que quieran separarse de nuestro camino, que en el discurso transmitan que papá o mamá ya no son lo más importante de su vida, que ya no los necesitan.
Esto duele, por supuesto, pero es una etapa pasajera y necesaria para que puedan tomar distancia y construir su propio camino. Si esto no pasa, puede ser muchísimo más negativo para el futuro desarrollo del adolescente. Los hijos que no pueden confrontar sanamente a sus padres, que no pueden contradecirlos, tendrán más dificultades para separarse emocionalmente de ellos. Y sin esta separación seguirán siendo hijos-niños, inmersos en una relación que no los ayudará a madurar o evolucionar, ni les permitirá ir afirmando su autonomía.
El padre que se cree amigo y cómplice de su hijo adolescente no hace más que reforzar esta figura de amigo e instalar una dinámica en la que ese hijo nunca podrá ni deseará contradecirlo, ya que será su amigo, no su padre. En ese escenario, el adolescente puede ganar un compañero, pero perderá a un padre, lo cual no sería sano.
Sin caer en recetas mágicas, es fundamental conocer la dinámica de cada hijo e hija. Muchas veces preguntar menos al adolescente puede resultar más efectivo. Es habitual que en esta etapa le hagan sentir al adulto que no es tan importante ni necesario, pero al mismo tiempo, es bueno que sepan que, si necesitan, pueden recurrir al adulto. Por eso, como madres, padres y adultos de la familia es importante estar y mostrarnos disponibles para ese momento; escuchar, contener, inspirar confianza y seguir siendo referentes en la crianza y el desarrollo de los hijos.
Hasta la adolescencia, los niños han crecido en entornos manejados y dirigidos por adultos, pero a partir de entonces es fundamental brindarles espacios de participación, escucharlos y hacer el esfuerzo de no hablar por ellos. ¿Realmente los escuchamos? ¿Cuántas veces les preguntamos sobre lo que quieren, piensan o sienten? Y lo más importante, ¿cuántas de esas veces que les damos participación realmente terminamos aceptando sus opiniones o sugerencias?
Respetar su intimidad y a la vez involucrarnos con sus vidas es la clave de un tiempo que requiere tanto espacios de soledad como adecuadas compañías.
Quizás lo más importante para los y las adolescentes es tener claro que en las oportunidades que nos entrometemos en sus vidas lo que estamos buscando no es otra cosa que su cuidado. No es para querer saber, sino para saberles bien y que confiamos y deseamos que, a su manera y con su estilo, lleven adelante su vida.
Hay que recordar que la adolescencia es un proceso que tiene su comienzo y su final, que muchas conductas que pasan durante esta etapa desaparecen con el pasaje del tiempo y con la madurez. Quienes ya han pasado la etapa de acompañamientos y crianza de adolescentes saben que, cuando se sienten preparados, reanudan un contacto más fluido y espontáneo con quienes conviven y comparten la vida.
Estos tiempos de intimidad, de procurarse un espacio propio, de discriminarse y diferenciarse de padres y hermanos, harán que los adolescentes vayan encontrando un camino personal, una forma singular de ser que los haga únicos e irrepetibles en el mundo. Si los padres y referentes de crianza habilitan el surgimiento de una persona auténtica, entonces su tarea estará cumplida.
Las citaciones fueron extraídas de las paginas web de Unicef:
Los adolescentes
Que es la adolescência
Cómo hablar con adolescentes
«Los hijos son un regalo del Señor; los frutos del vientre son nuestra recompensa» (Salmo 127:3).