Uno de los mayores desafíos que se nos presentan en nuestras vidas es la crianza de los hijos, una labor nada fácil. Tantas son nuestras ocupaciones diarias que con facilidad perdemos de vista esta tarea primordial. Nos hacemos las preguntas: ¿cómo podré encontrar tiempo para ser un buen padre?, ¿qué es lo más importante que debo enseñar a mi hijo?, ¿lo estoy haciendo bien?… En Vivenciar encontrarás principios prácticos que te ayudarán a establecer una relación duradera y fructífera con tus hijos, enseñándoles valores que los educarán para la vida.
2 de cada 5 niños no tienen garantizados al menos uno de sus derechos. (UNICEF – America Latina)
24,5 mil niños son víctimas de violencia familiar a cada año. (UNICEF – America Latina)
3,9 millones de niños menores de 5 años tienen problemas de sobrepeso. (UNICEF – America Latina)
No hay libros ni fórmulas perfectas, ya que desde nuestra complejidad humana, cada niño es único y maravilloso. Sin embargo, existen principios básicos que son necesarios considerarlos para incorporarlos en las familias y ayudarlas a que estas se solidifiquen en fundamentos de amor, solidaridad, comprensión y respeto.
En Vivenciar conversaremos sobre este gran desafío que tienes por delante. Esta es una tarea hermosa que debes aprender a disfrutar y asumir con responsabilidad, desde la concepción de entender a los hijos como una “bendición” y no como una “carga”.
¿Quieres saber más acerca de estos principios básicos para la crianza y como llevarlos a la práctica? ¡Continúa leyendo!
Principio 1: COMPROMISO
La palabra “compromiso” se entiende como la “obligación contraída por una persona que se compromete o es comprometida a algo”. Si partimos de esta premisa, entendemos que cuando nos comprometemos con alguien, en este caso, con nuestros hijos, nos estamos proyectando hacia un futuro que no será igual al presente, y en este vínculo debemos asegurarnos que estaremos presentes, dando lo mejor de nosotros, siendo solidarios con ellos a pesar de que ellos no estén en condiciones de darnos lo que nosotros esperamos a cambio. Este compromiso implica una entrega de nuestra parte.
En un mundo donde nos cuesta asumir compromisos por miedo al rechazo, a ser heridos, a perder libertades o incluso pagar un costo, el educar eficazmente a nuestros hijos para la vida implica un real compromiso frente a estos temores que vendrán.
Asuma que ni usted ni yo somos seres humanos perfectos, pero si los hijos han llegado para nosotros a esta vida, no pierda la esperanza. Si construye sobre la base del compromiso hacia sus hijos, usted lo hará bien, va por buen camino.
Principio 2: TIEMPO Y COMUNICACIÓN
A todos nos gustaría pasar más tiempo con nuestros hijos, pero la gran pregunta es ¿cómo hacernos el tiempo en una rutina que es demandante y agotadora?
Considere hacer los siguientes cambios en cuanto al uso de su tiempo:
- Propóngase al menos pasar 15 minutos cada día con cada uno de sus hijos, por separado. Que su hijo sepa que existe ese tiempo entre él y usted. Que el diálogo sea espontáneo, pero trate de no caer en las clásicas preguntas “¿cómo te fue hoy?”. Tome la iniciativa contándole como se sintió hoy, las cosas que fueron buenas, o no tan malas para usted, háblele un poquito de su mundo y muestre su lado emocional, verá como su hijo también comenzará a develar el suyo poco a poco.
- Demuestre más afecto!, recuerde que la TV o internet no abrazan ni sonríen, así que hágalo más seguido.
- Planifique tiempos especiales con la familia y busque tener constancia al menos una vez por semana, quizás cocinando juntos determinado día algo que a ellos les guste, u organizando un juego o viendo una película que pueda generar un tema de conversación posterior.
- Organice su tiempo de forma más adecuada, especialmente ese tiempo luego del trabajo cansador del día.
- Propóngase conocer más y aprender sobre las cosas que su hijo demuestra interés, como por ejemplo, en un deporte que practica. Esta complicidad genera una empatía que ayuda a que el niño sienta confianza en el adulto que lo honra con su atención y dedicación.
- Evite dar la “señal de ocupado”, esta suena más o menos así: “ahora no puedo”, “más tarde”, “estoy muy cansado”, “no me lo pidas a mí, pídeselo a tu padre”. Si nuestros hijos reciben señales así con frecuencia, es posible que nos dejen de llamar.
¡Estamos aquí para escucharte!
Principio 3: DISCIPLINA
La disciplina es parte de la crianza, porque la desobediencia es parte de la vida. Tenemos una tendencia natural hacia “lo malo” y justamente por esta condición, el orientar a los niños desde pequeños a asumir ciertas reglas o prácticas, estas deben estar pautados desde el bienestar y el amor: cumplimos estas reglas porque son buenas para nosotros, para que nos “llevemos bien”.
Lógicamente cuando un hijo no responde a estas reglas, debe haber correcciones, pero muchas veces, frente a la situación en la que estamos, acudimos al castigo, al abuso verbal, o a los golpes. Estas acciones pueden hacerle creer al niño que la violencia es una forma legal de conseguir ciertos resultados y de esta manera, no les estamos enseñando a ver la relación que existe entre la mala conducta y las consecuencias de la misma.
Si queremos enseñar a nuestros hijos a “ser responsables de sus malos actos” la estrategia tiene que ser disciplinar a través de las consecuencias lógicas de estas malas acciones, y a su vez, les estamos enseñando las realidades de la vida adulta
Principio 4: RECONOCIMIENTO
El ayudar a nuestros hijos a construir su autoestima es una responsabilidad que recae en nosotros como padres. Hay diez mandamientos que podrán ayudar a su hijo a tener una imagen propia positiva y saludable desde la crianza en el hogar:
- Hágale saber que lo ama incondicionalmente.
- Hágale saber que es especial y hónrelo en las situaciones que lo ameriten.
- Amelo con palabras y acciones.
- Cumpla las promesas que le hace.
- Desde el amor, promueva siempre un ambiente seguro, garantizándole que diga lo que diga o haga lo que haga usted no le dará la espalda.
- Si usted está casado o en pareja, demuéstrenle que se aman mutuamente. Cuando un niño ve que sus padres se aman y respetan, esto lo hará sentirse seguro.
- Hágale saber que hay límites y reglas que cumplir, y que estas son buenas para él.
- No espere cosas imposibles. Ayúdelo a desarrollar los talentos especiales que tiene y a no frustrarse por lo que no puede lograr.
- Pida perdón cuando cometa un error. Esto demostrará que “errar es humano” y que perdonar es algo maravilloso que trae restauración.
- Use siempre las palabras mágicas: por favor y gracias. Los buenos modales son fundamentales para el reconocimiento.
Principio 5: MANEJO DE CRISIS
Aprender a manejar los conflictos es realmente una de las tareas más desafiantes en el proceso de educar a los hijos. La salud de nuestra familia no depende de si en ella hay o no conflictos, sino que esta depende de la forma en que se los maneja. Tenga en cuenta estas sugerencias:
- Demuestre respeto a sus hijos y a sus familiares cercanos. Predique con el ejemplo.
- Frente al conflicto, intente identificar su raíz, cuál es el verdadero motivo por el cual discuten.
- No evada el conflicto. Un ejemplo es hacerse el ofendido y no querer hablar. Es una mala costumbre que se contagia y finalmente si no se comunican entre sí, el problema nunca podrá solucionarse.
- Busquen las opciones para encontrar una solución en donde no haya “un ganador” y “un perdedor”. Piensen en la posibilidad que todos puedan llegar a un acuerdo.
- Si usted se encontrara atravesando una crisis de pareja, evite cargar a su hijo con detalles del asunto.
- Trate de no aumentar el tono de voz y mantener la calma. Si no logra controlar eso no hallará nunca una solución al conflicto.
¡Estamos aquí para escucharte!
¿Y qué más?
Este es el momento para poder comenzar a involucrarse e intervenir en la vida de los hijos de manera saludable y positiva. Analizando esto cinco principios mencionados, estos le ayudarán a evaluarse en este rol que cumples. Recuerde que cuanto más tiempo compartas con ellos más oportunidades tendrás de enseñarles y prepararlos para la vida. Si queremos que nuestros hijos se sientan cómodos para confiar y compartir sus sueños, sus problemas, sus sentimientos y aspiraciones, debemos dedicarles tiempo y entregarles un amor genuino, desinteresado a ellos. No es posible construir una familia sana cuando no estamos presentes en sus vidas, o solo lo estamos para suplir sus necesidades básicas.
Como dice el dicho popular, muchas puertas se abren sólo una vez. Si en este momento de su vida con sus hijos usted no estás allí para ellos, habrá otros que tomarán nuestro lugar y llevarán a nuestros hijos por “puertas equivocadas”.
Tienes frente a usted una de las mayores responsabilidades y bendiciones de su vida: ser madre, ser padre. No tengas miedo.