Recientes investigaciones indican que más del 72% de las personas quieren conscientemente dejar de ver pornografía. Puede ser que la pornografía no sea algo tan perturbador en tu vida… o quizás, estés viviendo en carne propia las consecuencias de acceder a estos contenidos. De cualquier manera, comprender sus perjuicios es fundamental para que podamos enfrentar la realidad y buscar una vida más saludable, libre de vicios.
1/3%
1 de cada tres personas buscan contenidos pornográficos por lo menos una vez al mes.
543%
Los hombres son 543% más propensos a consumir pornografía en comparación con las mujeres.
98,5%
De las personas adultas ya han visto pornografía alguna vez en su vida.
La reincidencia es un lugar común para aquel que suele ver pornografía. Diversas investigaciones indican altas frecuencias en el acceso a contenidos pornográficos, independientemente de la edad, estado civil, sexo o religión. Las conexiones digitales solo hacen más grandes estos números: no importa cuál sea la red social, herramientas de búsqueda o sitios que frecuentemente utilizas, las chances de toparte con una imagen o video pornográfico, aunque esa no haya sido tu intención, son muy grandes. Por lo tanto, se puede decir que las generaciones recientes son, hasta cierto punto, víctimas de este suceso… al final de cuentas, la cantidad de contenido pornográfico disponible, gratuitamente está a solo un click de distancia y es prácticamente muy difícil de contabilizar o medir (palabra: inconmensurable). En este contexto, es importante comprender cuales son los impactos que esto puede traer para la sociedad como un todo, y también para los individuos que consumen pornografía o que se relacionan con estos consumidores. Tal vez te sientas culpable por haber “mordido el anzuelo” de la pornografía o conozcas a alguien que se está enfrentando a esta situación. Pero no te desesperes! Vamos a conocer mejor esta temática para aprender a lidiar con ella.
La sociedad no es consciente de las implicancias de la pornografía y el consumo de ella es cada vez más alto.
Tú ya debes haber oído a alguien utilizar el término “vicio” en varios contextos; por ejemplo, cuando una persona dice que tiene un vicio por el chocolate, porque le gusta mucho su sabor dulce y lo consume con frecuencia. Sin embargo, diferente al entendimiento popular sobre el término, la definición más tradicional respecto a lo que es un “vicio” no está relacionada con la frecuencia con lo que se realiza algo. Vicio significa hacer algo que no se desea hacer, incluso si esto puede llegar a causar algún mal a quien lo practica. Para entender mejor vamos a retomar el ejemplo del chocolate: si la persona que consume detecta que su presión arterial sube o sus índices de azúcar en sangre aumentan, sabrá que deberá reducir significativamente ese consumo por el bien de su salud. Pero, si la persona reconoce estos males que el chocolate le causa y aun así no puede parar de consumirlo, a pesar de su deseo y esfuerzo en hacerlo, entonces según la definición presentada, podemos concluir que esta persona tiene un vicio. En el contexto de la pornografía, esa situación está presente en la vida de muchas personas. Recientes investigaciones indican que más del 72% de las personas quieren conscientemente dejar de ver pornografía. Hay diversos foros en internet y también profesionales especializados en el cuidado con quien lucha contra la pornografía, y esos espacios están repletos de relatos de personas que han percibido los males que la pornografía les ha causado y por eso buscan ayuda. Quizás debas hacerte la pregunta… por qué la pornografía puede ser perjudicial para mi? Reconoces algunos perjuicios que la pornografía puede causarte?
Quién consume contenido pornográfico, expone su cerebro a descargas hormonales que pueden transformar su comportamiento. Todas las evidencias científicas serías indican que el consumo afecta a la persona y a los que rodean a ella.
Aunque que el interés de la industria pornográfica sea vender su imagen como algo inofensivo, los impactos negativos son para la sociedad en su conjunto, para quienes están relacionados con la industria, los que consumen los productos pornográficos y las personas que se relacionan con los adictos a este tipo de producto. Los impactos son muchos y los podemos diferenciar en tres grupos: Las consecuencias en el consumidor, en los que son parte de la industria pornográfica y los que se relacionan con estos, por ejemplo, la pareja. Consecuencias en el consumidor:
Consecuencias de los que son parte de la industria:
Consecuencias que afectan a la pareja
La pornografía tiene consecuencias y ellas son infinitas. La sociedad no es consciente de las implicancias de la pornografía y el consumo de ella es cada vez más alto. La culpa es un sentimiento muy recurrente en quienes ven pornografía. La culpa puede surgir por diversos factores y el más común es el sentimiento de inmoralidad. No importa cuál es la posición filosófica y religiosa. La pornografía tiene consecuencias en el individuo. La culpa puede tener un aspecto positivo, ella puede actuar sobre la conciencia, ayudando a reflexionar en las actitudes y forjando un camino hacia el cambio. Por otro lado, la culpa puede paralizar al individuo. El Dr. Paul Tournier (Brasil- 1985) aseguró que las personas sufren de culpa porque creen que su comportamiento merece una consecuencia, un castigo y esta agonía es inagotable.
Es un camino donde no hay atajos, y hace parte del proceso el identificar y eliminar los elementos que detonan el deseo de consumir pornografía
Cuando estamos inmersos en la culpa u obsesionados en querer satisfacer urgencias sexuales sin pensar en las consecuencias, perdemos la perspectiva y corremos el riesgo de rendirnos ante esta situación. Se desiste de la lucha y nos dejamos llevar por el sentimiento de desazón. Ese riesgo es real y muchas personas lo experimentan. Sin embargo, vale la pena luchar porque hay muchos beneficios en el abandono de esta conducta. Primero, a medida que se vaya bajando la cantidad de “clicks” en las páginas con contenidos sexuales, significará una baja en la demanda de producción de esos contenidos. Por lo tanto, afecta a dos frentes. Es una forma de lucha contra esta industria violenta que se sustenta de la explotación sexual -principalmente las más perjudicadas, las mujeres y los niños-. También este cambio, significará un cambio en las relaciones del entorno de la persona y el aumento del interés en las actividades cotidianas. Esto puede parecer un sueño distante en tu realidad, pero ten certeza: este es un camino posible! Es un camino donde no hay atajos, y hace parte del proceso el identificar y eliminar los elementos que detonan el deseo de consumir pornografía, buscando adoptar hábitos más saludables. Sin embargo, es necesario reconocer que estos cambios se darán con el tiempo, tiempo de muchos desafíos personales. Este camino se recorre mejor si no estamos solos. Uno de los mayores obstáculos a superarse es la vergüenza de admitir nuestras propias dificultades. Sin embargo, contando con el apoyo adecuado, tenemos más chances de identificar lo que solo no lograremos ver. Es bueno tener alguien en quien confiar, con quien podemos ser honestos y que esté dispuesto ayudarnos.
A continuación, compartimos algunos consejos simples que podrán ayudarte en este camino. En nuestras páginas internas podrás encontrar más información sumamente útil para ti.
Toma un minuto para reflexionar sobre tu situación. El acceso a contenido pornográfico tiene sus consecuencias. ¿Estás experimentando alguna de éstas? Responde el siguiente cuestionario con las tres opciones que antes detallamos.
Puede ser que la pornografía no sea algo tan perturbador en tu vida… o quizás, estés viviendo en carne propia las consecuencias de acceder a estos contenidos. De cualquier manera, comprender sus perjuicios es fundamental para que podamos enfrentar la realidad y buscar una vida más saludable, libre de vicios. Sin embargo, como hemos visto antes, no hay fórmulas mágicas para salir de esta situación. Poner en práctica los consejos que te hemos dado pueden ayudarte de manera considerable, pero es importante comprender que el cambio de hábito es parte de un proceso personal que requerirá tiempo. El hecho de ser consumidor de pornografía puede revelar cuestiones importantes sobre otros aspectos más profundos de tu vida. La culpa, el miedo a ser descubierto, e incluso la frustración de reconocer que la pornografía no es capaz de satisfacer tus más sinceros deseos de relacionarse y afectividad, muestra que esto tiene origen en el corazón. Todos nosotros precisamos ser transformados desde adentro para afuera: cuando nuestro corazón y nuestra mente están bien, entonces nuestras acciones pueden mejorar. Esto nos lleva a una cuestión de vital importancia: como está tu fe?… Esta pregunta puede darte curiosidad o incluso generar intriga, pero la verdad es que la fe puede tener una influencia muy positiva en tu vida, trayendo una paz totalmente diferente, plena a tu corazón y consecuentemente a tu mente y tu cuerpo. En la página de Vivenciar podrás descubrir más contenidos sobre la temática de la pornografía, sobre como ella puede interferir en tu vida. También encontrarás más información sobre como la fe cristiana puede ayudarte a lidiar con estos desafíos.
“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”.