Asuntos sin solucionar. Problemas financieros. Enfermedades. Todos nos sentimos estresados. ¿No es cierto? ¡No, no es cierto! Todos tenemos estrés en nuestras vidas, pero no todos estamos estresados.
Si estás estresado, y has aceptado esto como algo inevitable en tu vida, puedes encontrar acá algunas respuestas para vivir mejor. Desde saber establecer límites hasta evitar dejar todo para último momento. Te invitamos a que podamos reflexionar juntos y reconocer si estás pasando por una etapa de estrés para que puedas superarlo.
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Más del 50% de la población adulta en las ciudades tiene algún problema de salud mental relacionado con el estrés.
El estrés sin dudas es una de las secuelas del siglo XX. Las sociedades cada vez son más complejas. Aumento de la población, mayor demanda laboral, etc. Las personas cada vez deben trabajar más, las familias comparten menos tiempo juntos. Es entonces cuando las preocupaciones y las ansiedades comienzan a ganar terreno. A la noche no puedes dormir pensando en todo lo que tienes que hacer al otro día, tomas mucho café, la hora del almuerzo la dedicas a hacer trámites, compras, reunión de padres del colegio de tus hijos. Sí estudias, usas ese tiempo para ver los apuntes de la clase anterior.
En fin, te sientes cansado o cansada pero no puedes dormir, cuando estás en tu trabajo piensas lo que debes hacer cuando llegues a tu casa. Cuando llegas a tu hogar, tiras las llaves, te sientas en el sillón y piensas en todo lo que debes hacer. La pregunta es: ¿Hasta cuándo vas a seguir así? ¿Piensas hacer algo para mejorar tu calidad de vida?
¡Hoy es un buen día para avanzar y poder liberarte de las presiones que tanto te oprimen!
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la OMS, las causas particulares del estrés laboral son: exceso o escasez de trabajo, horarios estrictos o inflexibles, inseguridad laboral, malas relaciones con los compañeros y falta de apoyo por parte de la familia.
Hay muchas definiciones de estrés, pero lo más importante es, que a través de estos “síntomas” o “señales de alerta” que desarrollaremos, puedan ser de ayuda, para comprobar si estás atravesando una etapa de estrés. Lo que debemos diferenciar es que el estrés es parte de nuestras vidas, pero la condición de estar “estresado” no es una regla general. La condición de estar vivos y el estar en sociedad, ya es un hecho estresante. Debemos entender que el estrés muchas veces puede ser positivo, cuando nos impulsa a concretar nuestras tareas y sueños con esmero. Pero puede ser negativo, cuando el se apodera de nuestras emociones y pensamientos. Entonces ahora surge otra pregunta: ¿Qué lugar tiene el estrés en tu vida?
¿Será que podemos mantener nuestro estrés bajo control? ¡Vamos a hablar un poco sobre ese problema que afecta a millones de personas en todo el mundo!
Ahora que sabemos que el estrés puede tener su lado positivo y negativo, vamos a clasificarlo. Según estudios hay dos tipos:
Estrés agudo: Funciona a corto plazo. Es el que nos ayuda a controlar las situaciones que significan peligro.
Estrés crónico: Dura por un tiempo prolongado. Lo experimentamos día a día en todo momento. Su causa son los problemas que golpean y no tienen una solución aparente. Es ahí cuando este se hace presente y se convierte en algo invisible. No lo notamos pero ahí está, en silencio. E el cuerpo empieza a dar señales. Palpitaciones, dolor de cabeza constante, ansiedad, falta de sueño, etc.
Ahora que vamos aproximándonos en el tema, vayamos descubriendo juntos las diferentes situaciones de estrés en la que estamos expuestos día a día.
Debemos entender que el estrés muchas veces puede ser positivo, cuando nos impulsa a concretar nuestras tareas y sueños con esmero. Pero puede ser negativo, cuando el se apodera de nuestras emociones y pensamientos.
Son las presiones que están asociadas al trabajo. Debemos diferenciar lo que son las “presiones” asociadas con cualquier trabajo y las que exceden a ellas. Una vez diferenciadas podemos ver con mayor detenimiento si realmente estamos viviendo estrés laboral. Un nivel de “presión” aceptable sería lo que nos mantiene atentos y concentrados en las tareas a desempeñar.
Debemos tener en cuenta que las presiones siempre van a estar presentes en los ambientes laborales, pero debemos diferenciarlas y ver adónde nos llevan. ¿Te sientes presionado en tu trabajo?, Crees que esa presión pueda ser negativa para ti? ¿Consideras que estas transitando por una etapa de estrés laboral? Responde a estas preguntas con verdadero o falso y medita en tus respuestas con honestidad:
Se genera a partir de las presiones exigidas en los centros educativos. Tanto los docentes como los alumnos pueden verse afectados por este tipo. Las exigencias en lo referido a cumplir con todo lo requerido. Si eres profesor, en cumplir y llegar a todo lo pautado. Corregir las pruebas a tiempo, entregar las calificaciones, concurrir a la reunión de padres y preparar las clases para la semana.
Si eres estudiante, cumplir con las tareas, estudiar sobre lo dado en clase, preparar los exámenes y lo más importante, no morir en el intento.
El estrés escolar responde a un proceso que es sistémico de carácter psicológico y que se produce cuando el docente o alumno está bajo presiones que no puede manejar a nivel orgánico y psicológico.
Algunos indicadores del estrés escolar son los dolores estomacales, insomnio, problemas digestivos, fatiga crónica y sudoración excesiva. También pueden surgir desconcentración, bloqueo mental, problemas de memoria, ansiedad y depresión. Los comportamientos asociados son ausentismo en las clases, desgano de realizar trabajos académicos, aislamiento, etc.
Únete a un grupo de estudio. Si no encuentras un grupo, puedes crear uno.
Elimina compromisos extracurriculares. Si no tienes tiempo para todo, examina tus opciones y elimina algo.
Lleva una alimentación sana y balanceada.
No dejes para el final lo que puedes hacer hoy. Elimina la preocupación latente de que algo está pendiente por realizar.
También somos capaces de experimentar este tipo de estrés. No queremos ver a los compañeros de trabajo, amigos o familia. La falta de empatía se hace constante. Molesta todo lo que hacen los demás. Tienes ganas de correr a un lugar dónde no haya gente y la interacción sea imposible. Te sientes cada vez menos comunicativo. No quieres ir a reuniones sociales. Tu cerebro está tan agobiado que el hecho de expresarse significa otra presión. Lo más importante es que, si estás pasando por este tipo de estrés, es consecuencia del estrés laboral o escolar. Este tipo de estrés es una manifestación de los otros. El cuerpo y el cerebro ya no pueden manejar la situación, es ahí, dónde aparecen las enfermedades y la depresión.
Te queremos compartir 12 principios para que hoy puedas empezar a trabajar en ellos:
Ahora llegó el momento de poner en práctica estos principios. A veces es mucho más fácil hacerlo cuanto tenemos el apoyo de un grupo o de un amigo. ¿Tienes alguien con quien compartir las dificultades de tu vida? ¿Tienes un amigo o amiga con quién conversar? Puedes hablar con nuestro equipo a cualquier momento.
Te sientes deprimido, irritable, tienes problemas para concentrarte, tienes problemas de ansiedad, en las noches no puedes dormir. Sólo piensas en tu trabajo, evidentemente estás pasando por una etapa de estrés laboral.
¿Aún tienes dudas sobre si estás atravesando una etapa de estrés? Reconoces que tienes estrés, pero no sabes si es crónico o se debe a algo pasajero. Te invitamos a que contestes estas preguntas.
Si después de todo eso, tienes certeza de que estás pasando una etapa de estrés, desde Vivenciar.net te invitamos a que no te quedes con los brazos cruzados. ¡Hoy puedes hacer algo para cambiar tu calidad de vida! Te animamos a que consultes y pidas ayuda. Te recomendamos que sigas indagando, tenemos literatura que puede ser de ayuda para complementar el tema. Hay profesionales que también pueden orientarte. Creemos, que lo más importante, es dejarse vencer, caer y pedir ayuda. Dios está dispuesto a hacerlo. Él te ama y quiere lo mejor para ti. ¿No has pensado en pedir su ayuda? Siempre es un buen momento para hacerlo. Recuerda: ¡Siempre hay esperanza!
“Tú, deja tus pesares en las manos del Señor, y el Señor te mantendrá firme; el Señor no deja a sus fieles caídos para siempre.”.