De repente el cáncer entra en su vida… ¿Es una sentencia de muerte? ¿Cuáles son las posibilidades de curación? ¿Usted va a conseguir costear su tratamiento? ¿Cuáles son los próximos pasos? ¿Mi vida volverá a ser como era antes del diagnóstico y del tratamiento? ¿Dios me abandonó? ¿Y ahora?
Para cada uno de esos cuestionamientos hay una angustia, una expectativa, un miedo, una esperanza. Cada organismo reacciona de manera distinta y la comprensión de ese momento es, también, muy particular. El cáncer se presenta de varias maneras, en varios lugares de nuestro cuerpo y lo que es válido para un tratamiento no necesariamente se aplica para el otro.
Vamos a hablar un poco de una historia personal, con algunos detalles explicitando situaciones y momentos que pueden ser un camino para usted. Bien… ¡allá vamos!
32mi
Hoy viven en el mundo más de 32 millones de pacientes con cáncer.
Dinamarca
Dinamarca es actualmente el país con la tasa más alta de pacientes con cáncer: 338,1 por 100.000 habitantes.
Latinoamerica
En Latinoamérica los tipos de cáncer que más se presentan son los de mama y de próstata y los que han disminuido son los de hígado y estómago.
Américas
Las tasas más altas en América, después de Estados Unidos y Canadá, están en Barbados, Uruguay, Cuba, Argentina y Puerto Rico.
Aún hoy el cáncer es tratado como «aquella enfermedad» o «mala enfermedad» – como si alguna enfermedad fuera buena!
Todavía hoy, muchas personas ni siquiera mencionan la palabra “cáncer”, como si eso fuera el presagio de algo malo por venir.
Aún hoy, el cáncer tiene su carácter devastador.
Todavía hoy, poco se piensa o se discute sobre el cáncer para que la población sepa más sobre sus causas y para que puedan, mínimamente, ser combatidas.
Ah, el diagnóstico… Esa es la hora en que el paciente parece oír su sentencia. Mi nombre es Roseli y tengo una experiencia para contar sobre este momento y la forma en que he lidiado con los resultados. Experiencias que me han convertido en una persona más fuerte, a pesar del miedo.
El cáncer, en mi vida, da sus primeros signos un día después de la Pascua de 2009. Antes de ir al trabajo, mientras tomo una ducha encuentro una mancha muy roja en la mama derecha. En la hora fui tomada por el susto y marqué una consulta con el mastólogo para tres días después de la aparición de la mancha. Todo rápido, muy rápido.
Antes de la consulta la mancha desapareció, por insistencia de las amigas del trabajo decido ir a la consulta y el médico concluyó que la mancha había sido sólo un proceso alérgico. Como ya estaba en el consultorio, un examen completo fue realizado y en ese momento, el médico encuentra un nódulo en la mama izquierda.
El médico no pudo ocultar que había algo mal. Su semblante era claro y él me solicitó de urgencia exámenes de imagen. Los resultados de los exámenes llegan a mi trabajo. Abro el sobre y me encuentro con algo que yo no sabía interpretar: «Hallazgos mamográficos sospechosos en la mama izquierda. Categoría 4 por el sistema de clasificación de los casos mamográficos BI-RADS. Bueno, eso era lo que decía la mamografía.
Y ya que estaba frente al computador… corro a Google para conocer mejor mi diagnóstico y busco el sistema de clasificación BI-RADS. Inmediatamente entendí que tenía un problema por delante …
Mi padre también tuvo cáncer, y sus médicos permanecieron amigos de la familia a lo largo de los años.
Estos dos médicos me ampararían de aquel día en adelante. Hablé con uno de ellos acordé verlo al día siguiente. Yo, con 41 años, estaba a punto de recibir, oficialmente, mi diagnóstico: “Esto es un cáncer y te tienes que tratar” … «Va a tener que operar, va a tener que hacer quimio, se te caerá el pelo … pero tiene cura!» ¡De esas palabras salieron las fuerzas que me movieron en el resto del tratamiento que ni siquiera había comenzado!
Mantuve el foco en las palabras: «pero tiene cura!»
Me hice la biopsia y el procedimiento indicado para mi tipo de cáncer que era maligno, y en una etapa muy preocupante, debían hacerme una mastectomía radical de la mama. Después de la mastectomía, el tratamiento sería indicado. Lo importante era operar con brevedad evitando que el cáncer tomara mayores proporciones.Salgo del consultorio con una decena de solicitudes de exámenes preoperatorios y el encaminamiento para la cirugía.
La mancha de la mama derecha fue el camino elegido por Dios, para llevarme al médico y encontrar el cáncer en la mama izquierda. ¡Entonces, era hora de pensar en la cirugía!
Exactos 51 días después del surgimiento de la mancha se agendó la fecha de mi operación. En ese momento, ya estaba segura de que el cáncer en mi vida sería considerado como una oportunidad! Había un diagnóstico y tratamientos para cumplir, pero todo esto se presentaba como una oportunidad y las oportunidades son dones que la vida te ofrece! ¡Decidí que abrazaría esa oportunidad de vivir y haría eso de la mejor manera posible!
Llego al hospital alrededor de las 5 de la mañana, acompañada por mi marido, más asustado que yo, y de mi cuñada que pasaría las próximas horas con él.
En el cuarto, entro en el baño y frente al espejo miro mis mamas y me despido de un cuerpo que ya no sería lo mismo cuando regresara a aquella habitación. Yo tendría un cuerpo mutilado, pero estaría libre del cáncer que avanzaba, contaminando aún más mi cuerpo y trayendo un gran riesgo para mi vida.
En la sala de operaciones soy confortada por la dulce presencia de mi médico. Él agarró mi mano y eso me trajo paz, después de todo, eran esas las manos que Dios iba a dirigir durante el procedimiento. Finalizada la cirugía, ya en la habitación, encuentro a mi marido, mis cuñadas, mis hermanas, más amigos, mi madrina… ¡personas amadas, muy amadas! Yo estaba libre de cáncer y de ahora en adelante, aprendería cómo es el tratamiento de esta enfermedad.
Me sentía bien, ¡Sin dolor! Sin embargo, durante la noche, algo cambió y mi organismo comenzó a reaccionar y acumular líquido alrededor de la prótesis. Comenzaron a darme antibióticos y antiinflamatorios, pero la hinchazón continuaba y el líquido siguió acumulándose, haciendo que perdiera la movilidad de mi brazo izquierdo. Vuelvo al cirujano plástico que necesita quitar el aire y el líquido acumulado, sin embargo, no había como anestesiarme. Hecha la extracción del líquido y del aire, las cosas se fueron calmando, pero el brazo permaneció inmóvil.
El material de la mastectomía fue enviado al laboratorio para nuevos exámenes. El resultado indicaba que mi tipo de cáncer era positivo para los receptores de estrógeno y progesterona, es decir, mi tumor estaba asociado a mis hormonas. En esta etapa entra a escena la doctora responsable de la quimioterapia, pero yo nunca perdería el seguimiento de mis dos médicos amigos además de otros profesionales de este equipo multidisciplinario.
Y así, fue marcada la primera sesión de quimioterapia. Mi caso indicaba quince sesiones con un grupo de medicamentos y quince sesiones con otro grupo, siendo las ocho primeras las más agresivas. El intervalo entre una y otra se estableció en 21 días.
Cada cuerpo es único y reacciona de forma diferente a los medicamentos. Este momento está rodeado de ansiedad y miedo. Mi cuñada fue quien estuvo a mi lado en todas las sesiones de quimioterapia, incluso, viniendo directo de su trabajo para acompañarme. ¡No fue fácil!
La primera sesión se dio de manera tranquila. Recibí la visita de una psicóloga de la clínica quien me informó de los efectos colaterales que podrían ocurrir a partir de la aplicación. La aplicación duró alrededor de 5 horas en una habitación muy fría. En ese lugar, el paciente puede ver la televisión, conversar, comer o dormir. Como estaba muy curiosa con todo lo que estaba ocurriendo, me quedé conversando con mis compañeros de quimioterapia y traté de absorber al máximo lo que ellos tenían para enseñarme, pues ya eran más experimentados que yo.
Suelen recomendar al paciente que se alimente durante la sesión y que ingiera líquidos, de preferencia helados. El hielo de los líquidos disminuye la temperatura de la boca y eso es de gran importancia. Salí de la clínica con hambre. Quería comer y como no había ninguna restricción alimenticia, comimos frijoles (feijoada). Estaba muy emocionada por salir de la quimioterapia y poder comer frijoles.
Dos o tres días después de la aplicación, la medicación de la quimioterapia comenzó a actuar en el organismo y a generar efectos secundarios. La sensación en el cuerpo se asemeja a una fuerte gripe. El cuerpo entero duele. Las articulaciones molestan y no sientes ganas de hacer nada, apenas quedarse acostada. Este malestar dura unos días y el cuerpo se fortalece para la próxima sesión.
Me quedé orgullosa de mi cabello que se mantuvo fuerte durante el primer ciclo! No hubo caída. Sin embargo, la doctora me lo advirtió, el cabello comenzaría a caer en los próximos días y así sucedió.
30 días después de la primera aplicación comenzó la caída del cabello. No tuve ninguna duda. Tomé un pañuelo y fui al salón más cercano a mi casa. Pedí que me afeitaran la cabeza, pero no quería quedarme frente al espejo. ¡Y así fue hecho! Pocas veces he usado una peluca, a causa del calor.
En la segunda sesión de quimioterapia ya estaba completamente calva y perdí la apuesta con mi médica. Las sesiones continuaron y mi cuerpo comenzó a dar señales de la fuerza de la medicación. Los corticoides causan una hinchazón espeluznante y provocan reacciones desagradables.
La medicación de la quimioterapia reseca las mucosas del organismo, así como la piel, los ojos y especialmente los intestinos. A lo largo de las sesiones fueron necesarias intervenciones clínicas para que el intestino volviera a funcionar.
De a poco el paladar va desapareciendo y todo lo que comes parece tener el mismo sabor. Una alerta aquí: no se sentirá mucho el sabor de la sal, por eso ten cuidado como condimentas la comida para otras personas. Lo mismo sucede con el azúcar y los alimentos dulces.
Llega un momento del tratamiento en que su mente desea hacer un montón de cosas y su cuerpo no se lo permite. Los días son largos, interminables. Además de los cabellos, caen también las pestañas y las cejas. Todo se resuelve con un buen lápiz para reconstruir las cejas. Para la caída de las pestañas no hay manera de solucionar y hacen falta, especialmente en los días claros.
Cada día es un aprendizaje y el mejor lugar para intercambiar experiencias es la sala de espera de los consultorios o las largas horas de la quimioterapia. Hay siempre una nueva receta que hacer para que el intestino funcione mejor o para disminuir el calor insoportable que la medicación trae al cuerpo. Yo fui detrás de todos estos consejos y eso fue muy productivo!
Cepillo de dientes especial, enjuague bucal sin alcohol, té de manzanilla como anti-inflamatorio natural, vitaminas que cuidan la salud de la boca y evitan la temida mucositis, todo esto comenzó a formar parte de mi repertorio de paciente.
La memoria también es afectada por la medicación y usted llega a pensar que se está desarrollando otro tipo de problema. Las confusiones y los olvidos cobran un papel importante en esta jornada, después de todo, no se puede olvidar de tomar los medicamentos a la hora correcta y seguir las orientaciones médicas. También hay un lado divertido en esta confusión… usted da dos o tres veces el mismo recado creyendo que es novedad, o se olvida de dar un recado que cree que ya dio, se olvida de los números de teléfono, piensa en una palabra y sale otra de su boca , guarda cosas que jamás encontrará de nuevo. Todo esto es un proceso que, al final de las sesiones, vuelven a la normalidad.
Para los tratamientos más extensos se recomienda la colocación de un catéter bajo la piel, por donde se aplica la medicación, pues las venas se deterioran con el paso de la medicación. En mi caso, las venas no volvieron a la normalidad. También no volvieron mis uñas que, hasta hoy, son extremadamente débiles.
Es importante que el paciente aprenda a lidiar con cada uno de estos efectos. Es el organismo enseñando al paciente. En general, su cuerpo necesita reposo, mucho reposo. Y agua, mucha agua. El agua juega un papel importante en el tratamiento. Favorece la circulación del medicamento en el organismo y ayuda frente a los efectos colaterales.
Además de las medicaciones venosas, el paciente con cáncer necesita diversas medicaciones. Actualmente, estos medicamentos hacen que el período del tratamiento transcurra con mayor tranquilidad. Asociada a la quimioterapia, está la radioterapia. La radioterapia son sesiones de corta duración, donde el paciente es sometido a la radiación directa en la región afectada por el cáncer.
El área que recibirá la radiación se señala con un marcador y las regiones en el entorno del área se protegen durante la aplicación. En el inicio de las sesiones la región no sufre alteraciones, pero con el paso de los días el área se vuelve más sensible y puede provocar quemaduras que impiden la continuidad de las aplicaciones. Hay hidratantes específicos que se deben aplicar en la región y que favorecen la regeneración de la piel.
Pasé por ese proceso, sin interrupción pero fui favorecida por el feriado de la Navidad. Este tiempo fue importante para mí, porque mi piel estaba bastante sensible y estos días ayudaron en su recuperación. Llegó un momento del tratamiento en el que vivía para cuidarme. Mi día entero lo dedicaba a los cuidados que necesitaba tener para salir vencedora en esa lucha contra el cáncer.
El paciente con cáncer se va a tratar y va a hacer acompañamiento sistemático el resto de su vida. En mi caso, aún necesito un medicamento de uso diario, por lo menos durante diez años. Esta medicación tiene algunos efectos colaterales: el calor corporal, dolores en las articulaciones y cansancio.
Siempre me dije a mi misma que no podía permitir que la enfermedad me dominara. Busqué expandir mis conocimientos para poder aprender a cuidar mejor de mi organismo. Mis pensamientos y mi fe siempre estuvieron orientados hacia mi cura y sé que mi Dios ha estado y está a mi lado en cada uno de los momentos de esa trayectoria.
No, no es fácil! Sí, el miedo se hace presente en cada examen, con cada resultado, en cada consulta. Vivir y conocer el cáncer y conocer todo lo que hace en tu cuerpo te vuelve más fuerte, te da más coraje y aprendes a valorar cada día de tu vida con más intensidad. Está claro que la sombra de la muerte se hace presente, pero lo más importante es que usted tenga confianza en saber que está haciendo todo lo posible para mantenerse sano. Esta convicción hará que la sombra se disipe. En su lugar viene la gratitud, la devoción y el fortalecimiento de la fe.
Si hay vida es para vivirla y aprovecharla al máximo. Hemos venido a este mundo para ser amados y amar, para relacionarnos y para dejar huellas en otros. Si tú mantienes tus ojos puestos en tus propósitos, que incluso exceden los de esta vida aquí en la tierra, cualquier situación adversa que se cruce en tu camino, se llame “cáncer” o cualquier otra cosa, se sobrellevará de otra manera.
Dios siempre está al control de todo y este pensamiento siempre estuvo en mi mente. Él me trajo palabras de consuelo y esperanza y esto es lo que deseo compartir contigo, en este momento en que acabas de recibir este diagnóstico y que estás leyendo este texto. Piensa en tu vida actual, en tu vida futura y lucha pidiendo fuerzas a Dios para enfrentar lo que se viene por delante. Toma todo esto como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje, y comienza a ver esta situación como una oportunidad de ayudar a otras personas, así como yo estoy haciéndolo en este momento.
Divido mi lucha contra el cáncer en tres etapas:
Antes del diagnóstico
No me imaginaba ser una paciente de cáncer. No es posible estimar lo que es tener la enfermedad a menos que se haya padecido. No es posible evaluar los riesgos, no se siente el miedo físico, no se siente el dolor físico, no se tiene la presión psicológica, no se puede cuantificar. Todo lo que se piensa antes de vivir con la enfermedad es sólo suposición y sobre suposiciones, no podemos concretar nada.
La vida con el cáncer
Esa es la vida real, es el problema real. Comienza con un susto que te puede paralizar o que te mueva a hacer algo por ti. Decidí hacer algo y traté de luchar con todos mis recursos internos para que la enfermedad no me dominara. Asumí la tarea de ser una paciente disciplinada y no dejar de realizar nada que me fuera propuesto. Descubrí la mejor forma de lidiar con mi cuerpo, con mis síntomas y reacciones. ¡No hice de mí mi sentencia de muerte y sí la posibilidad de vida! Familia, amigos, vecinos, personas de cerca y de lejos estuvieron conmigo todo el tiempo. ¡Fuerza mayor que esa, no hay!
La vida después del cáncer
Estoy pasando por ese paso. No puedo decir que estoy 100% curada. Los exámenes periódicos dejaron de ser mensuales, trimestrales y semestrales. Ahora, son anuales y es siempre hay tensión en hacerlos.
La vida va volviendo a su curso normal, pero la mirada a su propio cuerpo cambia radicalmente. Usted pasa a saber qué señales debe observar en su cuerpo. Su mirada debe volver con más atención a esos lugares y síntomas.
Todo el cuidado es necesario. Esto no significa vivir en función del cáncer, pero significa tener una rutina de exámenes y estar atento a cualquier cambio en su cuerpo. Nadie mejor que usted para conocer su organismo. Por lo tanto, viva bien, pero sea precavido!
“No tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con mi justiciera mano derecha.”.