Las preocupaciones son parte normal de nuestras vidas, continuamente, nos vemos confrontados a situaciones adversas que amenazan nuestra estabilidad física, emocional, mental y espiritual.
La intranquilidad y el desasosiego a causa de las preocupaciones pueden quitarnos la alegría de vivir y de experimentar momentos agradables. Algunas veces pensamos que no hay alternativas a los problemas, que no contamos con los recursos materiales, emocionales, de apoyo familiar o social; lo cual puede hacernos caer en un profundo dolor emocional.
¿Estás sintiendo que ya estás a punto de colapsar a causa de las preocupaciones?
Te invitamos a que nos acompañes a través de esta lectura donde te compartimos algunas estrategias para afrontar las preocupaciones.
Según, Tallis, Davey y Capuzzo (1994), la preocupación es un proceso cognitivo relativamente normal en la población general, pues más de un 38% de las personas se preocupan al menos una vez al día.
Los estudios realizados por Olatunji, Moretz, y Zlomke, 2010 sostienen que la preocupación se manifiesta como un pensamiento constante, generalmente, de contenido negativo y se experimenta en diferentes niveles de intensidad
Introducción
La mayoría de las preocupaciones tienen que ver con los temores que nos producen situaciones que vivimos o que suceden a nuestro alrededor. Sufrimos en alguna medida la angustia debido a la situación económica, nos causa aflicción las enfermedades, las pérdidas, nos preocupa quedar sin empleo y no tener dinero para cubrir nuestras necesidades básicas de alimentación, vivienda, salud, etc.
Muchas veces nos preocupamos por cosas que tal vez no lleguen a suceder, pero mientras tanto la ansiedad puede consumirnos, al estar pensando constantemente en lo que nos preocupa. Si bien es cierto, es necesario planificar y ocuparnos en lo que queremos hacer y deseamos llegar a ser, es recomendable centrarnos en el ahora y dejar que cada día traiga sus nuevos retos e ir trabajando en ellos día a día.
Reflexiona en las siguientes preguntas:
Tanto las preocupaciones como la ansiedad pueden estar presentes en nuestra vida y es algo normal. Sin embargo, cuando estos estados son persistentes, pueden convertirse en un problema de salud mental.
¿Pero, que és la preocupación?
La Real Academia de la Lengua Española, define la palabra preocupación como ocuparse anticipadamente, adelantarse o pensar de antemano en algo que pudiera ocurrir. Si lo vemos desde esta perspectiva, la misma puede ser constructiva porque nos mantiene alerta y nos moviliza para adaptarnos a la realidad y tratar de resolver los problemas antes de que ocurran.
Sin embargo, la excesiva preocupación produce en nosotros pensamientos y temores confusos, que invaden nuestra mente. Nuestro cerebro empieza a segregar sustancias que son enviadas a través de nuestro cuerpo, las cuales inciden en el desarrollo de malestares físicos y emocionales y por ende en nuestro comportamiento.
Algunos estudios sobre la Preocupación mencionan que pueden aparecer estados de nerviosismo, inquietud, desesperación, pero también tristeza, culpa o celos.
Las preocupaciones y la ansiedad pueden estar presentes en nuestras vidas como un motor que nos impulsa a encontrar soluciones ante los problemas. La diferencia entre la preocupación y la ansiedad es que la preocupación se refiere a los pensamientos en torno a las cosas que necesitamos resolver, en tanto que la ansiedad es una reacción de nuestro organismo ante aquellas cosas que percibimos como una amenaza o un peligro. Por ejemplo, las preocupaciones por nuestra salud, seguridad, necesidades básicas de alimentación, vivienda etc., pueden convertirse en una amenaza cuando no las resolvemos y así generarnos estados de ansiedad.
Podemos decir que tanto las preocupaciones como la ansiedad pueden estar presentes en nuestra vida y es algo normal. Sin embargo, cuando estos estados son persistentes, no podemos manejarlos, van en aumento y duran más de tres semanas pueden convertirse en un problema de salud mental.
¿QUÉ PODEMOS HACER CUANDO SURGEN PREOCUPACIONES?
Inicialmente, pregúntate a ti mismo: ¿es algo que puedo cambiar?, si la respuesta es afirmativa ocúpate en hacer los cambios; de lo contrario aprende a mirar las circunstancias desde otra perspectiva. En la metáfora del vaso con agua hasta la mitad, podemos verlo a medio llenar o medio vacío. ¿Cómo ves tu vaso? ¿Qué hacer si solo puedo ver mi vaso totalmente vacío?
A continuación, te compartimos algunas estrategias que puedes aplicar cuando experimentas pensamientos de preocupación. Son las siguientes:
Estrategias emocionales:
Estrategias Mentales:
Estrategias físicas:
El siguiente cuestionario le ayudará a conocer el nivel en que ha sentido algunas molestias relacionadas a la preocupación. Marque su respuesta indicando la frecuencia con que ha sentido dichas molestias durante las últimas 2 semanas:
Como seres humanos estamos constituidos por varias esferas que forman nuestro ser integral. Estas esferas son la biológica, la psicológica, la social y una esfera espiritual. Cada una de estas partes necesita ser atendida y fortalecida, para que podamos responder ante las circunstancias que se nos presentan, de manera oportuna y minimizar los riesgos de salir dañados o lastimados.
Hemos visto formas de cuidar nuestras emociones, nuestra área mental y física. No obstante, si usted ha estado teniendo una preocupación que se hace cada vez más fuerte, le genera estrés, angustia y siente que no puede manejarla, busque ayuda con un especialista en salud mental. El psicólogo y el psiquiatra están para escucharle, orientarle y darle un tratamiento terapéutico o farmacológico en caso de ser necesario.
Queremos animarle a cuidar de su esfera espiritual. Si usted es una persona que practica la fe, cultive su vida espiritual y si no lo es, también le invitamos a conocer más de la esperanza que nos ofrece una relación con Cristo.
“Vengan a mi todos ustedes que están cansados y agobiados y yo les daré descanso”.